23 noviembre, 2011

En días como estos, lo mejor es un chocolate caliente.

-¿Y a mí qué? Sabes de sobra que me importan poco tus problemas.
-Pero tengo que hablarte, necesito decírtelo.
-Olvídalo, amor. De nada sirven hoy tus ojos verdes y tu sonrisa perfecta, soy demasiada mujer para ti. Ahora vete, está lloviendo y no querrás mojarte.
-Pero...
-¡Fuera!
-Está bien, preciosa, me iré. Pero antes, permíteme hacer algo.
-¿Qué quieres?
-Quiero besarte.